Basado en un conocimiento antiguo del cuerpo y la creación, Jin Shin Jyutsu fue transmitido oralmente de generación en generación y había virtualmente desaparecido en Japón cuando fue redescubierto a principios de 1900 por Jiro Murai, un filósofo japonés. Siendo joven, Murai contrajo lo que se diagnosticó como una enfermedad terminal. Le pidió a su familia que le llevara a las montañas y le dejara en soledad durante 7 días.

En un estado febril, Murai imaginó sabios en meditación espiritual usando posiciones de dedos que él se aplicó a sí mismo mientras entraba y salía de un estado de consciencia. El séptimo día estaba completamente sanado y prometió dedicar el resto de su vida a estudiar la conexión entre este asombroso descubrimiento y los mudras que había usado.

Buscando respuestas, Murai estudió la Biblia (que él mismo tradujo) y textos antiguos chinos, griegos e indios, Pero fue el Kojiki, “el Registro de Cosas Antiguas japonés” el que abrió la puerta.

“El desveló el misterio de una antigua historia sencilla, el Kojiki, que describe la creación en alegorías” dice Burmeister. “El lee en las palabras”.

De su estudio del Kojiki y de sus 50 años de experimentación personal, Murai concluyó que Jin Shin Jyutsu era más que una Filosofía del cuerpo.

“Murai estudió los puntos de acupresión chinos y después lo llevó un paso más adelante experimentando en el mismo y ayunando. El comparó lo que había experimentado con los antiguos escritos de acupuntura y con lo que él había sentido. Sus experiencias fueron más profundas que lo que encontró en los escritos. Hay una comprensión en Jin Shin Jyutsu que es más profunda que la técnica” dice Burmeister.

Las teorías del cuerpo y las filosofías de la creación estaban lejos de la mente de Burmeister cuando se encontró con Murai a finales de los años 40.

Extracto de la entrevista realizada a Mary Burmeister en Marzo/Abril  de 1988

en la revista Yoga Journal. Por Melissa Higgins